Pickle Power: cómo los encurtidos se volvieron virales y conquistaron al mercado joven
- Gabriela Valarezo
- 13 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 abr

No es casualidad que, de pronto, veamos pickles por todas partes: en snacks, bebidas, cosmética y hasta en perfumes. Lo que comenzó como una tendencia niche impulsada por foodies y creadores de contenido, hoy es una ola que ha redefinido el lugar de los encurtidos en la cultura pop, sobre todo entre la generación Z. ¿Qué hay detrás del furor por lo ácido, salado y fermentado?
1. De TikTok al anaquel: la viralización del pickle challenge
Todo empezó (como muchas cosas últimamente) en TikTok. Videos de influencers y celebridades probando pickles gigantes, rellenándolos con Takis o envolviéndolos en caramelo ácido, se volvieron virales. El hashtag #picklechallenge acumula millones de visualizaciones y ha sido el punto de partida para que marcas detecten el potencial del encurtido como ícono cultural.
2. Marcas que supieron leer el momento
Van Holten’s: Esta marca de pickles en bolsa, que existe desde hace décadas, vio disparar sus ventas gracias a su “Big Papa”: un pepinillo gigante envasado individualmente, que se convirtió en estrella de TikTok. Hoy lanzan sabores edición limitada como “Hot Pickle”, “Tapatío Pickle” y colaboraciones con snacks picantes.
Snaktastic Pickle Kit: Un combo viral que incluye un pickle, chamoy, caramelos ácidos y Takis, pensado específicamente para hacer los “pickle wraps” que ves en redes. No se trata solo de comer, sino de crear una experiencia visual y sensorial compartible.
Haus Pickle Spritz: Hasta el mundo de los aperitivos se ha subido al tren. Esta marca de bebidas lanzó un spritz sabor pickle inspirado en el creciente gusto por lo ácido y funky entre el público joven.
3. El sabor ácido como statement
Lo que hace a los pickles tan populares entre la Gen Z no es solo el sabor. Es su rareza, su estética exagerada, su fuerza sensorial. En un mundo saturado de lo dulce y procesado, lo ácido y fermentado representa rebeldía, autenticidad, y una vuelta a sabores intensos, reales, memorables.
4. Pickles como producto cultural y lifestyle
Hoy hay velas con olor a pickle, camisetas con slogans como “pickle lover” y hasta lip balms con sabor a pepinillo. Lo que antes era un ingrediente de fondo ahora se ha convertido en un símbolo de identidad. En un entorno donde la estética lo es todo, los pickles se han ganado un lugar por su color vibrante, textura crujiente y carácter inesperado.
¿Qué nos dice esto como industria?
Los pickles no son solo una tendencia alimentaria. Son un símbolo de cómo los productos pueden escalar cuando conectan con las emociones, el entretenimiento y la autoexpresión. Lo que comenzó como un antojo ácido se ha convertido en un fenómeno de mercado que redefine cómo se construyen las categorías y se viraliza la cultura del sabor.
¿El futuro? Tal vez veamos más productos híbridos, snacks con sabor a pickle, collabs entre marcas de fermentados y bebidas funcionales, e incluso experiencias inmersivas alrededor de este sabor disruptivo.


